jueves, 22 de marzo de 2012

Iberia Sumergida (título provisional)


(Corto de unos 4 minutos que presento como trabajo final del Máster)


Iberia Sumergida

EXTERIOR, NOCHE, CORDOBASL
Ciudad de CórdobaSL. Es de noche, llueve a ráfagas de costado. Se puede ver el nombre de la ciudad en carteles publicitarios o semejante. Todo es negro y luces cuadradas anaranjadas procedentes de unas pocas ventanas, algún paseante se mueve de forma furtiva de un portal a otro, algún coche pasa por un control del PIR y se ve el flash del escáner. Sólo se puede oír el repiqueteo incesante de la lluvia, algún coche, alguna sirena de policía a lo lejos y el zumbido de los escáneres del PIR.

INTERIOR, NOCHE, ESCONDITE DE NINFART
Escondite de Ninfart. Ninfart trabaja con algo que suelta humo, sus manos no se ven a causa de aparatos, pantallas, piezas de electrónica y demás cachivaches que pueblan la mesa. La única luz procede de una vieja lámpara de mesa detrás de él y una pantalla que ilumina con luz azul su cara y se refleja en sus gafas. Nanoata, su desagradecida gata, pasa por la ventana entreabierta, desde la que se ven arbustos y farolas, y por la que se puede oír la lluvia y la sirena. Sobre los ruidos de la calle y los utensilios se escucha la radio.
RADIO: ...y así siguen las cosas de turbias en el distrito Cañero de Gómez. Ahora otra mala...(mientras la radio sigue, suena un móvil)...noticia, los de PIR han hecho una nueva redada, han detenido a las furgonetas, han destruido el material y metido en la cárcel a los conductores...

NINFART: (descuelga el móvil) ¿No puedo parar de? (mientras sigue muy ocupado con sus pinzas, soldador y demás)

EXTERIOR, NOCHE, SOPORTAL
Soportal. Iron lleva abrigo largo, gorro de lana y guantes. Se encuentra bajo un soportal. Tras el hay puertas de establecimientos y escaparates con las persianas metálicas echadas, tienen pintadas contra el PIR y mensajes antisistema. Hay carteles en las paredes con la foto de algún empresario y las frases "privatización de las ciudades, apoya tu ciudad comprando acciones" "ayuda a nuestra mejor empresa, CordobaSL, a librarse de su lacra social".

IRON: Crear

INTERIOR, NOCHE, ESCONDITE DE NINFART
N: Hola Iron, yo ya casi estoy (apaga la radio mientras se escucha "conductores..." y le da un toque a la gata para que se baje de la mesa) Nanoata, fuera.

EXTERIOR, NOCHE,SOPORTAL

I: Será en 25 minutos, ¿Sabes seguro la dirección?

INTERIOR, NOCHE, ESCONDITE DE NINFART

N: Que si, aquí tengo el papel
levanta un papel de la mesa de atrás y se ve una tabla con intersecciones, según el día de la semana y número en el mes corresponde un lugar, escrito en símbolos.
- ¡Y me llamaban loco por aprender hyliano!

EXTERIOR, NOCHE, SOPORTAL

I: Si, como una puta chota, un abrazo Ninfart (tras colgar, saca la SIM y la quema)

INTERIOR, NOCHE, ESCONDITE DE NINFART

N: Otro, hermano. (cuelga)
al colgar introduce el móvil en un recipiente con una solución verdosa, sale espuma y se va desmenuzando el aparato, se levanta, coge un bocadillo, lo abre y por sus gestos apesta la carne, pone dentro lo que sea que estaba haciendo, un paquete no mas grande que un mechero
- Buena mercancía
dice para sí, lo tapa y lo sujeta con la boca mientras con las manos se pone una chaqueta y rebusca otro móvil entre las mil cosas que hay en la habitación. Sale a la lluvia

EXTERIOR, NOCHE, CORDOBASL

Calle. Se ve a Ninfart corriendo con el bocadillo en la mano, la lluvia de frente. Se mete en un callejón, salta una pequeña valla y se para en seco ante un poste. El poste tiene un cartel con el escudo de la policía y las siglas PIR.

N: Mierda, cada día es más difícil hacer las entregas.
se detiene y espera al escaneo, un flash le recorre el cuerpo, se detiene a la altura del bocadillo. Despacio se lo lleva a la boca y le da un mordisco, haciendo un gesto de "¿Ves? Es comida únicamente" . El flash desaparece poco después
- Ni que llevara una puta pistola

dice para si, le hace un gesto de saludo y sigue corriendo, escupiendo y quejándose del sabor. Al doblar una esquina se para en seco y se esconde, un coche de policía pasa con las luces encendidas. Al alejarse vuelve a salir.

EXTERIOR, NOCHE, PUENTE
Bajo el puente. Llega a un lugar apartado, donde un puente casi seco hace de cobijo de unas hogueras. Algunas personas hablan alrededor de ellas, unas tienen aspecto de vagabundos, pero sobre todo hay personas con pinta de trabajar en una oficina, estudiantes... Se escuchan conversaciones sobre cine, música, literatura... Se acerca a una. Se escucha la misma emisora a lo lejos.

CHICO: Hola Ra...

N: Nada de nombres capullo.

C: Perdona Ninfart, incluso ahora, años después de que salieran estas leyes se me hace tremendo.

N: Si tremendo es, por eso hacemos esto.
mientras hablan, se escucha lo siguiente

RADIO: ...entonces el PIR, Propiedad Intelectual Robada, sentenció a cadena perpetua al último de los dueños del server, el ministro se jactó de ello esta mañana durante su desayuno y nuestros micros lo pillaron...

N: Bueno, aquí tienes chaval, que te aproveche. 

C: Dios qué asco.

N: Es el precio de la libertad.

C: Parece mentira...

N:... Si, si. Ahí están las temporadas completas de Fringe, y con subtítulos. (el chico flipa). Disfrútalas, hace años que no hacen series así...

C: Ni así ni de nada, echo de menos hasta a la Bandolera. (se ríen).

N: Ah, y también he metido los noticiarios de unas cuatro semanas, para que aprendas un poquito. (dándole golpes en el hombro). Ten cuidado, ¿Vale? Podrás usar la información como quieras durante un mes, luego...

C: Si, ya, es biodegradable, sois unos putos enfermos.

N: Nosotros preferimos llamarnos putos genios anónimos. (sonríe).

C: Dicen que es genial. La veré hasta que me la aprenda de memoria, cada vez que lo haga será como darle una patada al sistema.

N: Ése es el espíritu. (suspira tristemente)

C: Mucha suerte chicos, estáis haciendo progresos. 

N: Si... Pero ellos también.

Nos alejamos sobrevolando la escena. Aparecen más hogueras y gente haciendo intercambios. Edificios, carteles del PIR con graffitis con la cara de Guy Fawkes, frases de novelas, etc. Lejos, un coche de policía detiene a alguien y le vacían su mochila dejando caer lo que parecen libros y discos. Nos seguimos alejando y fundido en negro. 

martes, 6 de diciembre de 2011

La Calleja de las Flores - Extracto

La ribera, atardecer, 23 de Agosto de 1956.


Marta y Miguel se encuentran por tercera vez. Marta está sentada en un bajo muro. Miguel, de pie, camina a pequeños pasos.
Plano general L., de espaldas a Marta y Miguel, a la derecha y fuera de foco, a la izquierda y oculta un poco por Marta y el bajo muro se ve la noria.


- Yo, lo siento Miguel, ojalá pudiera, fuera capaz.


Plano general C. de frente, a los dos. Calles con poca luz anaranjada detrás.
Alternando planos medios de los dos a la vez, primeros de la cara de Marta y detalle de los pies nerviosos de Miguel.


- Pero, ¿porqué? no lo entiendo princesa.
- ... no lo entiendo ni yo, tengo que pensar.
- Tienes que pensar... ¿Qué hay que pensar? ¿Te das cuenta de la de cosas que han tenido que pasar para que nos crucemos?
- Tú te mereces a alguien... mejor. Mucho mejor.
- ¿Pero qué es eso que... te ata?
- Ais, Miguel... de verdad... Tu eres perfecto y yo... pues deberías buscarte a otra.
- Joder con el perfecto. Si soy perfecto, ¿no quiere eso decir que debería estar con quien quisiera? ¡Pues te quiero a ti!
- Pero yo no soy nada perfecta.
- Claro que si. Me encantan tus ojos, me pierdo en tu sonrisa, me vuelve loco cuando me miras inclinando la cabeza y te muerdes el labio inferior. Amo tus lunares, tus arrebatos y adoro las historias que te montas en tu cabeza. Me encanta que estés loca, incluso me gusta esa sensación que pareces tener cuando provoco una lucha interna en tu mente. No te hace eso perfecta para mi?
- ...no se qué decir, me dejas sin palabras. De nuevo.
- Eso es porque no hay más que decir... Y ahora, voy a besarte.

lunes, 21 de noviembre de 2011

La Calleja de las Flores - Borrador II

Esto es parte de una práctica de mi máster, solo en una sinopsis, pero pido opiniones y trolleos varios. Muá




Córdoba, España. Son los años ’50. En el lado sur del Guadalquivir, la zona de Miraflores, vive Miguel, 20 años, hijo de Rafael el panadero. Son una familia humilde rodeada por circunstancias familiares pesarosas dentro de un barrio con problemas de conducta y mal vistos al otro lado del río.
En la judería, en la calle Velazquez-Bosco vive Marta, 17 años, hija de Acisclo, un señor importante en la ciudad pues es dueño de varios talleres de repujados de cuero y cordobanes. Amigos de la familia Romero desde varias generaciones, poseyendo algunos cuadros de un antiguo amigo del abuelo, Julio Romero de Torres.
Marta quiere vivir por su cuenta y decide trabajar vendiendo dulces y pan en una pequeña tienda cerca de casa. Sus padres no lo toleran al principio, porque no quieren que salga de casa. Aquí se empieza a vislumbrar que algo raro ocurre, hay un secreto oculto en Marta. Pero consigue convencerlos y trabajar.
Así es como se cruza en la vida de Miguel, pues junto con su padre, cruzan el río suministrando productos a la repostería de Marta.
Flechazo a primera vista, rápidamente comienzan a intercambiar pequeñas frases en los momentos en que se cruzan hasta que un día, Marta decide pedirle al chico que se encuentren cerca de la rueda del Molino de agua, no sabría cuando sería el día oportuno, así que se lo haría saber colgando en la pared de la calleja contigua un pequeño macetero, cuando hubiera rosas, sería el día indicado. Una idea perfecta, pues el chico pasa por ahí siempre acompañando a su padre con la carreta del pan y demás.
Llega el momento, y se encuentran, cuando Miguel cruza el río ella ya estaba allí, bellísima a la luz del ocaso. Hablan y se nota que se enamoran, pero a ella la frena algo muy importante, su secreto. Él le dice que le encanta su olor, una mezcla entre rosas, azahar y pan recién echo. Esto se convierte en su seña, y cada vez que, por la calle, o haciendo la entrega a la panadería, lo huele, aparece ella detrás. Se besan. Justo entonces, ella se da cuenta de que se ha hecho de noche, y tiene que irse. Sin más, sale corriendo y desaparece. Miguel se queda allí, perplejo, y poco después, va “flotando” a casa. 
Repiten lo mismo algunas veces, hasta que una tarde, justo cuando anochecía, aparece el hermano de Marta, Acisclo (como su padre), y le echa una reprimenda enorme, pues no debería estar en la calle a esas horas. Es muy peligroso para ella. Miguel, indignado, le dice que la protegería de cualquier cosa. Acisclo lo mira, lleno de ira, pero se lo piensa mejor, y con palabras de pena le dice que “Lo se, lo veo en tus ojos, pero aléjate de ella, es lo mejor”. 
Al día siguiente, no la ve en la panadería, al siguiente, tampoco, y los dueños parecen un poco enfadados. Miguel consigue oír parte de una conversación entre la panadera jefa de Marta y otra señora “...no se, su padre vino un día muy serio a decirme que su hija no volvería a trabajar aquí. Y que si ella misma se presentaba, que la mandara para casa enseguida... Como si mi panadería fuera para la chusma de Córdoba, ¡Habrase visto!...”
Miguel, que se temía que Marta estuviera encerrada, esa conversación le hizo pensar que quizás si ella escapaba para poder trabajar, pasaría por la calleja, y vería la maceta. Así que, día tras día, el chico dejaba una rosa en la maceta, y por las tardes pasaba por la rueda del molino. Pero ella no se presentaba. Llenó el macetero y colgó otro, que también llenó. A las semanas, varios maceteros adornaban la calleja. Semanas que el rellenaba con el trabajo, la visita al molino, y algunos amigos que intentaban animarlo y hacerle desistir en su empeño.
Un día, el último día que Miguel iba a poner una última rosa, justo cuando soltaba la flor, le llegó el olor. Rosas, azahar y pan recién hecho. Se giró esperanzado. Allí estaba la madre de Marta, Victoria, su hermano Acisclo estaba detrás, lejos, como si él no hubiera tenido nada que ver. La madre cogió entre sus manos las de Miguel. “¿Eres tu, verdad? Eres Miguel. Y esa pared... esa pared ha mantenido a mi hija todo este tiempo.” Miguel, extrañado, pide explicaciones. La madre confiesa la historia, Marta padece de una enfermedad que la debilita día a día, y que el poder ver cómo se llenaba la pared de maceteros con rosas conseguía que ella se llenara de ganas de vivir. 
Debía verlo enseguida, así que lo invitaron a casa. Ella estaba en cama. Hablaron y hablaron, y se prometieron que en cuanto no cupiera un macetero más en la pared, ella ya estaría completamente sana. Ésta reunión tuvo que hacerse a escondidas del padre, Acisclo, que no vería con buenos ojos la procedencia humilde del chico. La madre en un principio era igual, pero tras una discusión de familia, el hermano consiguió convencer al menos a la madre del buen corazón de Miguel.
Y así transcurrieron los días, apenas si quedaba espacio, así que pronto estaría llena la pared. La joven Marta empezó a dejar la cama y a sentarse junto a la ventana a los pocos días, un ratito, cada vez más tiempo. Pero al mismo tiempo, discusiones con su padre la parecían apagar. Ora con fuerzas e ilusión, ora con tristeza y apagada.
Hasta que, el último día, Miguel fue a dejar la última rosa del último macetero, apenas si cabía la flor. Cuando le llegó el olor, rosas, azahar y pan recién hecho. Sonrió para sí antes de girarse...
...y fin.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Scrabble

– Ya sabes lo que hay.
– ¿No hay alguna otra salida? ¿Por los viejos tiempos?
– Los viejos tiempos son los que te condenan, capullo.


Lluvia torrencial. De noche, alumbrado por pocas farolas en la calle. Un parque detrás de ellos, en colina, algunos columpios. Contrapicado, entero a los dos, americano, picado y general. Negro. Bang.




Creo que ya voy rellenando los huecos, va pareciéndose a una historia.

Lonely Shepard

Qué bien se escribe de noche





Inspiración

jueves, 4 de agosto de 2011

Scrabble

La noche era joven, aún quedaban varias botellas sin abrir y tabaco más que suficiente. Ahí seguían, reunidos en torno a la pequeña mesa de cinco lados. Se escuchaban risas, comentarios, frases propias y miradas cómplices, pero había algo más. Estaba allí, flotando sobre sus cabezas, una sombra, un túnel, un abismo... Un humo negro que a la vez formaba parte de ellos y de la nada, una pesadilla que todos sabían que estaba allí, pero ninguno quería mencionar. Algo estúpido, pues tras las risas, comentarios, frases y miradas sólo hablaban de Eso.


- Vaya mierda de palabra, ¿escorado? tú si que estás escorao.
- Jajajaja, escorada está, para la izquierda como siempre.
- Ostitio...
- Bueno callarse ya. Que me toca, ya veréis ya. - Dijo, cogiendo las pequeñas fichas brillantes.


- M, uso tu O, R, A, P, I, O. Morapio, ala.
- ¿Morapio? Eso no existe.
- Claro que si, lo decía el Palmero, ¿no te acuerdas?
- Jajajaja, que si, tiene razón. Cuando decía si le pegábamos al morapio.
- ¡Y al vinate!
- "Señor camarero, castígeme éste vidrio con una pepppsi". Jajajaja, que crack.
- ... 


...




Humo blanco flotaba sobre el vino, como si en cualquier momento fuese ha aparecer un navío fantasma entre la niebla, sobre el océano rojo. Esa visión le armó de valor, decidió ponerse la camiseta roja "La gente que viste de rojo es que es gente decidida, sin miedos". Eso lo hizo sentirse un poco mas valiente. Terminó con esa colonia nueva, un regalo de navidades, y salió a la calle. Pasó de largo la parada del autobús, y llegó al local. - Demasiados puretas.- Pensó. Pero allí estaba ella. Sonrió. Rojo el vino, roja la camiseta y rojos sus cabellos. También estaban los demás, vanas sombras recortándose sobre la pared del fondo, siluetas que creaban las luces del local, apenas presentes. La magia empezó, como solía suceder cuando estaban juntos, como si todo se diera por sentado, como si supieran todo el uno del otro, y nada a la vez. Bailaron, buscándose y perdiéndose, atreviéndose y arrepintiéndose. Se quedaron solos...
De la mano por la calle, ella reía y el estaba extasiado. Pasaron junto al museo.
- Saltemos la valla y hagámonos una foto junto al Einstein de bronce. 
- Estás loco
- Claro, tu dices que ya no haces locuras así, ¡venga!. - Lo miró con curiosidad, y accedió. Saltó el primero para ayudarla a saltar. Ya días después se preocuparon de que allí había guardias por la noche, pero la magia los ocultó a su vista. Y se hicieron las fotos.


Nada más pasó, la acompañó a casa y de vuelta, se paró frente a la misma vaya, mirando, sonriendo para sí, y allí estaba. Allí estaba, entre las piernas del Einstein de bronce. Un papel amarillento que le puso los pelos de punta, no podía ser. Era imposible.
Pero era, y supo que el momento de la gran noche se acercaba...

viernes, 22 de julio de 2011

El viajero del yermo

¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
- William Blake


Una nube de polvo cubría el camino. El pistolero avanzaba despacio por el yermo, nada tras el, nada delante, sólo lo que llevaba encima y hasta eso era poco. Una pistola, un sombrero, una guitarra y cientos de recuerdos que, poco a poco, se iban convirtiendo en ese mismo polvo que pisaba.
Por fin encontró un recodo entre unas rocas, apenas un preludio de la montaña que había detrás. Allí se sentó y afinó su guitarra un poco, se sorprendió, pues apenas tuvo que tocar la quinta cuerda. Maldita cuerda, nunca conseguía que sonara como en aquellos días, cuando, con ella sentada en la cama, era capaz de decirle aquellas cosas con esa guitarra.
Ahora todo era yermo, y su sombrero, y su pistola, y su guitarra.
Se resignó a que ya estaba bastante afinada, colocó los dedos en posición, encallecidos, preparó su mano izquierda, con esas uñas horribles y... nada. 


Nada.